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Mar 2024

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Basilea III y el mercado del oro

Por StoneX Bullion

Basilea III es un conjunto de reformas financieras cuyo objetivo es reforzar la normativa, la supervisión y la gestión del riesgo en las instituciones financieras. Tras el impacto de la crisis financiera global de 2008 en los bancos, Basilea III busca fortalecer la capacidad del sistema bancario para afrontar el estrés financiero y mejorar su transparencia.

Se ha debatido mucho sobre si —y cómo— la implementación de Basilea III afectará al mercado del oro. En este artículo, analizamos qué es Basilea III, sus principales características, cómo podría influir en el mercado del oro y nuestras previsiones sobre el futuro de la inversión en este metal.

¿Qué es Basilea III?

Basilea III es un marco normativo internacional para los bancos desarrollado por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS). También conocido como el tercer Acuerdo de Basilea, esta normativa tiene como objetivo fortalecer la regulación, la supervisión y la gestión del riesgo en el sector bancario tras la crisis financiera global de 2007-2008. Basilea III se basa en los acuerdos previos de Basilea I y Basilea II, introduciendo requisitos de capital más estrictos y estándares de liquidez más exigentes para los bancos.

La crisis financiera puso de manifiesto fallos en los acuerdos anteriores y dejó claro que los bancos no contaban con suficientes reservas para afrontar una recesión económica ni para cubrir los riesgos. Esto se evidenció con la quiebra de grandes bancos y el colapso de Lehman Brothers, que desencadenó una de las mayores crisis económicas globales de la historia. En respuesta a estas deficiencias, el BCBS acordó en 2010 la nueva normativa de Basilea III, que impone requisitos al sector bancario para aplicar políticas de activos que reduzcan el riesgo de otro colapso financiero.

La implementación de Basilea III se ha retrasado en varias ocasiones, pero sus normas sobre liquidez bancaria entraron en vigor el 28 de junio de 2021 y su reforma se aplicará plenamente en Europa el 1 de enero de 2025.

El BCBS y los Acuerdos de Basilea

Para comprender realmente las implicaciones de Basilea III, primero debemos analizar el papel del BCBS y los dos primeros Acuerdos de Basilea.

El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS) fue creado en 1974 por los gobernadores de los bancos centrales de los países del Grupo de los Diez (G10): Bélgica, Canadá, Francia, Italia, Japón, los Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Suecia. El objetivo del BCBS es fortalecer la estabilidad financiera mediante el establecimiento de estándares sobre capital bancario, liquidez y financiación. Estos estándares son principios generales no vinculantes, lo que significa que los miembros deben implementarlos a través de su normativa nacional, pero no están obligados a hacerlo. Actualmente, el comité cuenta con representantes de aproximadamente 28 países.

Basilea I se introdujo en 1988 y estableció requisitos mínimos de capital para los bancos con el objetivo de minimizar el riesgo de crédito. Los activos se clasificaron y jerarquizaron según su nivel de riesgo crediticio: por ejemplo, las monedas de oro y el efectivo recibieron una calificación de riesgo cero, mientras que la deuda corporativa se consideró con un riesgo del 100 %. Según la normativa de Basilea I, los bancos internacionales debían mantener al menos un 8 % de capital en función de sus activos ponderados por riesgo. Con el tiempo, más de 100 países adoptaron estos principios.

En 2004, se introdujo Basilea II, que amplió las normas sobre requisitos mínimos de capital, estableció un marco para la supervisión regulatoria e introdujo nuevas exigencias de divulgación sobre la exposición al riesgo de los bancos, los procesos de evaluación de riesgos y la suficiencia de capital. Bajo las reglas de Basilea II, las autoridades nacionales podían optar por tratar el oro como un activo de nivel Tier 1 o Tier 3.

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Características clave de Basilea III

Basilea III es un intento de evitar una repetición de la crisis financiera de 2007-2008, cuando muchos bancos estaban sobreapalancados y con niveles insuficientes de capital, a pesar de los esfuerzos de Basilea I y Basilea II. Mientras que Basilea II se centraba principalmente en la cantidad de capital que poseían los bancos y cómo gestionaban el riesgo, Basilea III introduce nuevas normas sobre liquidez, apalancamiento y riesgos sistémicos.

Sus principales características incluyen:

  • Aumento de los requisitos de capital: Los bancos deben mantener mayores niveles de capital para absorber posibles pérdidas y aumentar su resistencia ante shocks financieros. Basilea III eleva los requisitos mínimos de capital del 2 % al 4,5 % del capital ordinario. Además, se introduce un colchón de capital adicional del 2,5 %, lo que eleva el mínimo total al 7 %. También se incrementa el requisito de capital Tier 1 del 4 % al 6 %, compuesto por un 4,5 % de Common Equity Tier 1 y un 1,5 % de capital Tier 1. Asimismo, Basilea III eliminó el capital Tier 3, que existía en Basilea I y II.
  • Ratio de apalancamiento: Basilea III introdujo un ratio de apalancamiento no basado en el riesgo para limitar el grado en que los bancos pueden financiar sus actividades con dinero prestado. Este ratio se calcula dividiendo el capital Tier 1 entre el total de activos consolidados promedio de un banco.
  • Requisitos de liquidez: Basilea III establece dos estándares de liquidez: el Coeficiente de Cobertura de Liquidez (Liquidity Coverage Ratio, LCR) y el Coeficiente de Financiación Estable Neta (Net Stable Funding Ratio, NSFR). El LCR garantiza que los bancos dispongan de suficientes activos altamente líquidos para cubrir sus necesidades de liquidez a corto plazo durante un escenario de tensión de financiación de 30 días. El NSFR fomenta una financiación más estable, por encima del nivel mínimo requerido, para un periodo de un año de estrés prolongado. Como parte del NSFR, se estableció un Requisito de Financiación Estable (RSF) del 85 % para el oro mantenido en el balance de los bancos.
  • Riesgo de crédito de contraparte: Basilea III también incluye medidas para mitigar el riesgo de crédito de contraparte en las transacciones con derivados, como la exigencia de que los bancos aporten garantías y calculen su exposición en función de la exposición futura potencial (Potential Future Exposure, PFE).

El impacto de Basilea III en el mercado del oro

La implementación de Basilea III se espera que tenga importantes implicaciones en el mercado del oro. Uno de los principales cambios introducidos por Basilea III es la reclasificación del oro, que pasa de ser un activo de Tier 3 a un activo de Tier 1 con una ponderación de riesgo del 0 %, equiparándolo al efectivo y a los bonos gubernamentales. En su clasificación anterior como activo de Tier 3, los bancos estaban obligados a mantener más capital en reserva contra sus tenencias de oro. Al convertirse en un activo de Tier 1, el oro se vuelve una opción más atractiva como activo de reserva para los bancos, ya que ahora requerirá menos capital para respaldar sus posiciones en oro.

Este cambio se espera que tenga un impacto positivo en el mercado del oro. A medida que los bancos aumenten sus tenencias de oro para cumplir con los nuevos requisitos, la demanda general podría experimentar un aumento significativo. Además, la reducción en los requisitos de capital para el oro también podría incentivar a los bancos a conceder préstamos garantizados con oro como colateral, lo que incrementaría aún más la demanda. Como resultado, es probable que esto impulse al alza el precio del oro.

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Basilea III también ha introducido normas más estrictas sobre la valoración del oro. Ahora, los bancos deben utilizar métodos de valoración más conservadores, como la valoración a precios de mercado (mark-to-market) en una base diaria. Esta valoración diaria puede generar fluctuaciones frecuentes y hacer que el precio del oro sea más volátil en el mercado. Sin embargo, esta normativa busca mantener la transparencia y precisión en la valoración de los activos en oro, lo que a largo plazo podría contribuir a una mayor estabilidad en el mercado.

Preocupaciones sobre Basilea III y el mercado del oro

Existen preocupaciones sobre cómo las nuevas normativas de Basilea III podrían afectar a la industria del oro físico, especialmente en lo que respecta al NSFR (Coeficiente de Financiación Estable Neta) y al 85 % de Requisito de Financiación Estable que establece Basilea III. Las principales inquietudes son:

  • Las nuevas reglas podrían debilitar el actual sistema de compensación y liquidación, lo que aumentaría los costes y podría hacer que participar en el régimen de compensación y liquidación fuera comercialmente inviable. Como resultado, algunos bancos podrían abandonar el sistema.
  • Es probable que el coste de los depósitos en oro no asignado aumente en comparación con los servicios de custodia de oro asignado. Dado que el oro no asignado es una fuente esencial de liquidez en el sistema de compensación y liquidación, las nuevas normas podrían reducir esa liquidez.
  • Con el incremento de los costes de financiación estable, las instituciones financieras podrían trasladar estos costes a otros participantes del mercado, como mineras, refinerías y fabricantes.

Para abordar estas preocupaciones, el World Gold Council y la London Bullion Market Association (LBMA) enviaron una carta abierta a la Autoridad de Regulación Prudencial (PRA) del Reino Unido. Como resultado, se concedió una exención para los miembros de compensación de London Precious Metals Clearing Limited (LPMCL). Esto garantiza que el sistema de compensación en Londres pueda seguir operando con normalidad, aunque no resuelve completamente las preocupaciones sobre la alta liquidez del mercado del oro.

Oro asignado y no asignado

Bajo Basilea III, el oro asignado (es decir, el oro almacenado físicamente, trazable y asignado a un propietario) se considera equivalente al efectivo. Se trata de un activo líquido y de riesgo cero, que cuenta dentro de la asignación de capital de un banco.

Por otro lado, el oro no asignado ahora está clasificado como un activo de riesgo. Esto incluye todo el oro papel, como los contratos de futuros, los ETF y otros valores respaldados por oro que no tienen una asignación física específica. Este cambio en la normativa busca limitar la emisión de valores respaldados por oro que en realidad no existe.

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En la mayoría de las transacciones de oro, el comprador en realidad no 'posee' el oro, sino que es considerado un acreedor. Esto significa que el banco sigue siendo el propietario del oro, lo almacena en sus bóvedas y lo trata como parte de sus reservas líquidas. En una crisis de liquidez o en caso de quiebra bancaria, la institución financiera probablemente utilizaría este oro no asignado para saldar sus deudas, incluso si pertenece a otros clientes.

Para eliminar este modelo de negocio, Basilea III ahora categoriza el oro no asignado en el nivel de riesgo más alto, lo que obliga a los bancos a mantener colchones de capital del 85 % para respaldar la financiación de metales preciosos y las transacciones de compensación, en comparación con el 0 % exigido anteriormente.

El futuro de la inversión en oro

Este cambio de clasificación es un recordatorio contundente de que el oro físico sigue siendo la inversión más segura. Es un refugio contra la inflación, cuyo valor aumenta en períodos de incertidumbre económica, inestabilidad y tensiones geopolíticas. Es altamente líquido y, con la nueva normativa de Basilea III, su valor como activo se ve reforzado. A medida que más bancos pasen de oro no asignado a oro asignado, es probable que su valor siga aumentando.

Con estas nuevas reglas, es probable que los bancos y las instituciones financieras se alejen del oro no asignado debido a la necesidad de mantener mayores reservas. Si los bancos deciden no destinar más capital al oro no asignado, esto podría marcar el fin de los contratos a plazo y de futuros de metales preciosos.

Aunque aún es pronto para determinar con certeza cómo afectarán las reformas de Basilea III al precio del oro, es importante recordar que existen muchos factores que influyen en su cotización, como los tipos de interés y los indicadores económicos. Nuestra previsión para el futuro es que los bancos limitarán su actividad en oro no asignado para evitar los requisitos de reserva. Si los bancos comienzan a migrar nuevamente hacia el oro físico, veremos un aumento del precio, lo que sin duda beneficiará a los inversores en oro físico.

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Una inversión que resistirá el paso del tiempo

Una cosa es segura: el oro físico es una inversión sólida que ha demostrado su valor una y otra vez. Aunque el oro papel pudo haber tenido su momento, Basilea III confirma que poseer oro físico es la mejor forma de proteger su inversión en tiempos de inestabilidad económica y crisis.

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